Es algo así como no acabar nunca de leer un libro, como no tener tiempo para sentarte a pintar los zapatos con betún.
Como cuando me acostumbré a vivir siendo la musa de poetas que nunca conoceré y que nunca se enamorarán de mi, asumiendo que serán las vidas de otras personas y no la mía, asumiendo que yo estoy destinada a seguir soñando con mundos ajenos que únicamente veré en películas. A seguir intentando no dormir demasiado, porque si sueño deseo no salir de la cama jamás.
Y que simplemente el tiempo cicatriza heridas pero no lava conciencias, sólo las enturbia, y que emborracharme de autocompasión no hará que me perdone.
Es como explicarle a un médico tus síntomas y que te receten placebo, como vivir con la queja y el sufrimiento eterno de que tengo los labios brisados cuando al lado mía hay gente que no puede volver a andar.
Como si a la única persona a la que le puedes enseñar tus radiografías no fuese capaz de entender nada, y la impotencia fuese doble.
Y es que ya no me creo ni mis mentiras ni mis verdades, así que imagínate las de los demás.
- La Golondrina Azul.
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